Anunciada en octubre, la "fase uno" del acuerdo entre Estados Unidos y China fue firmada finalmente el miércoles 15 de enero en la Casa Blanca. Durante el acto, el presidente estadounidense, Donald Trump, abundó en detalles sobre los múltiples beneficios que el entendimiento implicará para los farmers, tantas veces calificados por el mandatario como "patriotas" cuando la guerra comercial atravesaba las aguas más turbulentas. No participó del cónclave el presidente chino, Xi Jinping, que optó por enviar a Washington con poder de firma al viceprimer ministro, Lui He.
Pero, mientras las partes toman impulso para comenzar a negociar la "fase dos" del acuerdo, instancia en la que buscarían remover la intrincada maraña de aranceles cruzados que se fueron enhebrando desde marzo de 2018, el mercado de la soja procura descifrar si se está en un período de tregua en la vigente guerra comercial; si China cumplirá con las compras comprometidas en Estados Unidos; si ese intercambio dañará a Brasil y a la Argentina; si el texto: "según las condiciones del mercado", incluido por los negociadores chinos en el acuerdo, podrá ser una excusa para "manejar" la ansiedad de los vendedores estadounidenses…
Y la lista de incertezas sigue y su vigencia mantiene bajo presión al valor de la soja en la Bolsa de Chicago, donde entre la firma del acuerdo y el cierre de anteayer cayó un 7%, de 346,22 a 321,97 dólares por tonelada. De 11 ruedas concretadas luego del acto formal, 10 terminaron con resultado negativo.
"El acuerdo firmado es considerado más una promesa de no escalar el conflicto internacional que un intento de solución definitiva. El compromiso de no subir aranceles por parte de ambas potencias es una buena señal, pero eso no va a llevar certidumbre a los mercados", dijo a LA NACION Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y de la Cámara de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC).
El detalle difundido de manera oficial sobre los compromisos chinos en compras de productos agropecuarios estadounidenses dice que sobre la base de los 24.000 millones de dólares que China invirtió en la compra de dichos productos en 2017, año previo al inicio de la guerra comercial, se adicionarán otros US$12.500 millones en 2020 y US$19.500 millones en 2021.
Desde Chicago, Charlie Sernatinger, jefe global de Futuros de Granos de ED&F Man Capital Markets, dijo a LA NACION que "muy pocos operadores creen que China hará compras por la cantidad total de dinero acordada, pero buena parte de ese pensamiento se basa en la experiencia de los últimos dos años, cuando el comercio se vio restringido por la guerra comercial".
El especialista contó que, aparentemente, hay un apartado en el acuerdo que especifica muchos de los volúmenes de granos y subproductos que China se comprometió a comprar, "pero ellos exigieron confidencialidad para evitar quedar en desventaja al momento de intentar adquirir esos productos. Sin embargo, si suponemos que China destinará cerca de US$35.000 millones a la compra de productos agrícolas estadounidenses, el mercado supone una compra mínima de 25 millones de toneladas de soja de Estados Unidos durante 2020. De esa cantidad, entre 3 y 5 millones serían del ciclo comercial 2019/2020, con operaciones entre febrero y agosto, y de 20 a 22 millones de toneladas serían de la nueva cosecha, con negocios entre septiembre y diciembre".
Pero, más allá de las elucubraciones sobre las eventuales exportaciones, el valor de la soja no logra revertir la tendencia bajista que comenzó cuando se estamparon las firmas sobre el acuerdo comercial. Ocurre que ese acto diezmó el poder alcista de los rumores sobre la Bolsa de Chicago e inauguró el tiempo de los hechos concretos, de las "compras gigantes", anunciadas por Trump, que los operadores aún no ven.
"Las declaraciones del viceprimer ministro chino, al afirmar que las compras de productos agrícolas se basarían en las ‘condiciones del mercado’, trajeron desconfianza y exacerbaron la ansiedad de los operadores. Los precios cayeron y aún no se efectivizaron compras por parte de China", explicó Emilce Terré, jefa del área de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Agregó que el mercado formador de precios espera –y necesita– señales concretas que demuestren el cumplimiento de lo acordado, "pero, a contramano de esa expectativa, se encontró con que China continuó acudiendo al mercado brasileño para abastecerse de soja".
En un alto en el tour de cultivos por campos brasileños para ratificar o rectificar la actual proyección de cosecha de 124,30 millones de toneladas de soja, Fabio Meneghin, socio y analista de la firma Agroconsult, advirtió que "en los próximos meses tendremos la sensación de que China está ignorando el acuerdo, pero ocurre que la soja más barata será la de Brasil y, con eso, no necesitará comprarles a los estadounidenses. El juego cambiará cuando la nueva cosecha de EE.UU. llegue al mercado (entre septiembre y octubre). Por eso, recién comenzaremos a ver el regreso de la estacionalidad de los envíos a China –la normalización del mercado– a partir de 2021".
Riesgos para Brasil
"La guerra comercial fue muy buena para Brasil en los últimos dos años y el hecho de que desde que Trump tomó el poder el dólar estadounidense se fortaleció frente a las monedas extranjeras, también ayudó a Brasil. Ahora podemos suponer que un acuerdo comercial entre China y Estados Unidos eliminará algunos negocios de América del Sur, seguramente con soja y posiblemente con maíz", dijo Sernatinger. En ese sentido, consultado sobre lo anunciado por China en cuanto a que las compras en Estados Unidos no afectarán al resto de sus proveedores, fue concluyente: "Eso es parte de la retórica china".
Desde San Pablo, Ana Luiza Lodi, especialista en el mercado de soja de la consultora INTL FCStone explicó que, al ser la soja el principal producto agrícola exportado por los Estados Unidos, su acuerdo con China generó muchas dudas por un eventual impacto sobre las ventas brasileñas. "Sin embargo, el gobierno chino dijo que respetará las condiciones del mercado, comprando solo lo que necesita, de la fuente que sea más ventajosa. Si China realmente dice eso, las exportaciones deberían volver más o menos al patrón que se registró antes de la guerra comercial, cuando Brasil ya era el mayor proveedor de China", evaluó.
Y le puso cifras a la bonanza brasileña en el transcurso de la guerra comercial: En 2017 Brasil exportó 53,80 millones de toneladas de poroto de soja a China, por US$20.300 millones, y en 2018 se dio un salto hasta los 68,56 millones de toneladas, por US$27.2300 millones, para descender en 2019 a 57,96 millones de toneladas, por US$20.500 millones.
"Las ventas de soja brasileña a China crecieron principalmente en 2018, dado que en 2019 China y EE.UU. ya habían intentado una tregua y que las compras chinas fueron menores por el impacto de la peste porcina. Asimismo, en 2019 Brasil no tenía tanta soja disponible, tras haber casi agotado las reservas el año anterior", explicó Lodi.
En opinión de Meneghin, en el presente año el impacto de eventuales mayores compras chinas en Estados Unidos "será relativamente pequeño para las exportaciones brasileñas de soja". Fundamentó su análisis en el hecho de que la cosecha estadounidense cayó en el ciclo 2019/2020 (pasó de 120,51 a 96,84 millones de toneladas) y en que por esa menor producción hoy tienen menores existencias. "En contraste, la cosecha brasileña ahora está ingresando en el mercado y cuenta con la ayuda del real devaluado frente al dólar, que garantiza una alta competitividad. Como resultado, la soja brasileña es entre 10 y 15 dólares por tonelada más barata que la estadounidense. Por lo tanto, en estos momentos, no tiene sentido que China migre su demanda hacia la soja estadounidense", aseguró.
Y añadió que, si bien la demanda china de poroto de soja está evidenciando una tímida recuperación, todavía está lejos de ser la de 2018. "Solo veremos aquella demanda en 2021, con la recuperación de las existencias porcinas en China", auguró Meneghin.
Impacto en la Argentina
A diferencia de Brasil, la Argentina no logró usufructuar plenamente el diferendo entre EE.UU. y China. La sequía que derrumbó la cosecha local de soja de 55 a 37,78 millones de toneladas entre los ciclos 2016/2017 y 2017/2018 le impidió al país tener disponibilidad de grano para embarcar hacia puertos chinos en 2018. Tan es así que en ese año el total exportado fue de 3,82 millones de toneladas, según el Ministerio de Agricultura de la Nación. Recién con la cosecha 2018/2019, que dejó 55,30 millones de toneladas, la previsión de ventas externas creció hasta los 10,50 millones de toneladas, con China como principal destino.
"La caída del valor de la soja en Chicago por la guerra comercial mejoró el margen de la molienda estadounidense, que registró volúmenes récord. Eso implicó una mayor competencia para nuestro país en el mercado de exportación de harina de soja", dijo Blas Rozadilla, analista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Agregó que, tras la sequía de la campaña pasada, y ante la persistencia de una fuerte demanda china por soja sudamericana, que incrementó los precios en la región, "los márgenes de la industria nacional se redujeron y así se elevó la exportación local de poroto de soja, en detrimento de la de subproductos".
Para Emilce Terré, jefa del área de Informaciones y Estudios Económicos de la BCR, el principal negocio del complejo oleaginoso local "es la exportación de harina y de aceite de soja, productos con agregado de valor que generan empleo e inversión y, en este sentido, la BCR ve muy auspiciosos los pasos que se vienen dando para abrir el mercado chino a la harina de soja argentina".
Al respecto, Idígoras dijo que desde Ciara-CEC se está trabajando "de manera constante" con el gobierno chino para abrir el mercado a la harina de soja argentina, "dado que podríamos ser competitivos, y en cuanto al aceite, estamos trabajando con el nuevo Gobierno para entablar conversaciones bilaterales que nos permitan obtener licencias de importación y así volver a ese mercado".
Coronavirus: sombras sobre los precios
"Sí, ahora parece que el nuevo fantasma bajista originado en China es el coronavirus, pero la gente olvida que en Estados Unidos en 2019 murieron 36.000 personas por gripe común", dijo Sernatinger sobre el nuevo fundamento exógeno que golpea los mercados. Pero el operador aportó un dato que podría sumar relevancia en el corto plazo: "Hay una cláusula puesta por China en el acuerdo que establece que los ‘eventos extraordinarios’ les permitirán comprar menos que lo comprometido".
En función de dicho agregado, si la crisis sanitaria china se agrava y golpea las finanzas del Estado, bien podría presentarse al coronavirus como un "evento extraordinario" para atenuar las erogaciones comprometidas. Llegada esa instancia, y con la salud pública comprometida de por medio, ¿quién podría exigirle a China el cumplimiento de un acuerdo comercial?
"Obviamente tendrá algunas ramificaciones en toda la economía que, esperamos, no inhiban el objetivo de compra que acordaron para este año", dijo el miércoles Sonny Perdue, ministro de Agricultura de EE.UU., sobre al impacto de la crisis sanitaria en China.
Campo – La Nación – Dante Rofi