Por Juan Pablo Ioele.
Estamos sobre el inicio de la siembra de maíz en la zona núcleo y es bueno repasar algunos aspectos de manejo claves a la hora de implantar la nueva campaña.
Malezas. El maíz no es un buen competidor de malezas en los estadios iniciales, con lo cual es importante empezar con el lote limpio de malezas y con la incorporación de los herbicidas residuales.
Hoy existen numerosas alternativas a los tratamientos clásicos de residuales (atrazina y s-metaloclor/acetoclor) para el control de malezas difíciles como biciclopirona, piroxasulfone, flumioxazin (muy usado en soja), thiencarbazone-methy, etc.
Humedad en el perfil. El cereal es uno de los cultivos estivales con mejor correlación entre humedad al inicio del cultivo y rendimiento final, con lo cual es necesario comenzar con el perfil edáfico recargado. Esta determinación influirá en la fecha de siembra.
Temperatura del suelo. El cereal requiere de temperaturas del suelo entre 10 y 12 grados durante 3 días seguidos y en aumento para una exitosa germinación.
Monitoreo de insectos. Tanto cortadoras como chinches pueden afectar el stand de plantas y su estado en implantación, con lo cual es imprescindible su monitoreo. Hoy la mayoría de las semillas vienen curadas para los insectos en su germinación.
Establecer una estrategia previa respecto de la fertilización arrancadora, dependiendo de los niveles de fósforo en el suelo y la tenencia de la tierra. En nuestra región tenemos respuesta al agregado de P hasta 18-19 ppm de P Bray en el suelo.
El segundo factor después del agua que limita en mayor medida la producción de maíz es el nitrógeno. Nosotros en zona núcleo manejamos estrategias de curva de respuesta que venimos validando desde 2005 en diferentes años climáticos, donde para ambientes de alta productividad ajustamos a 220 kg de N suelo (0-60cms) más fertilizante.
En ambientes más flojos, o años más complicados respecto de humedad, el ajuste baja a 180 kg/N (s+f). En el caso de optar por siembras tardías es indispensable también hacer análisis de N y no dejarse llevar por recetas ya que el N disponible para esas fechas es muy variable. Una vez que tenemos solucionada la estrategia de cómo vamos a solucionar totalmente los aportes de P y N recién empezamos a pensar en azufre y zinc.
Densidad. La elección del número de plantas por unidad de superficie responde al análisis de oferta ambiental para soportar la cantidad de plantas (demanda) que vamos a poner en el lote. La densidad de siembra en maíz afecta la intercepción de la radiación y los rendimientos y hoy existen numerosas recomendaciones en el ajuste de plantas por híbrido por parte de las empresas, con lo cual nuestra recomendación es asesorarse con los semilleros en cuanto a la densidad ideal para ese genotipo y luego adecuar a la calidad ambiental en la cual lo vamos a hacer correr.
Regulación de la máquina sembradora respecto del arreglo espacial y la profundidad de siembra, ya que desarreglos espaciales y temporales en el stand de plantas producen malas distribuciones y plantas dominadas.