Un informe elaborado por Farías Consultores muestra que, a raíz del aumento que han venido mostrando la soja y el maíz en los últimos dos meses, para un productor invertir granos en ladrillos o maquinaria agrícola es más económico que un año atrás. Estos cálculos están en línea con la estimación de la Bolsa de Cereales de Córdoba de que la relación insumo-producto mejoró para ambos cultivos, en el inicio de la siembra gruesa. En el caso de las inversiones inmobiliarias, el cálculo es que la cantidad de soja y maíz necesarios para construir una casa de 130 metros cuadrados en Córdoba disminuyó nueve por ciento y 17 por ciento, respectivamente.
De todos modos, “lo más interesante surge al comparar frente a los valores históricos ya que se necesita vender 60 por ciento menos de trigo, maíz o soja para realizar esta inversión. Ello puede estar relacionado al freno que vive la actividad de la construcción desde mayo de 2018”, señala el reporte.
Ese momento fue el inicio de los bruscos movimientos en el valor del dólar y la inestabilidad financiera que se agravó tras las elecciones primarias de 2019, y se profundizó con la aparición de la pandemia de Covid-19 y las últimas medidas impositivas que impactan en el mercado de cambios.
En cuanto a la adquisición de maquinaria agrícola, en el caso de invertir en tractores se necesitan 11 por ciento menos toneladas de soja y 19 por ciento menos de maíz que hace un año; para cosechadoras, las reducciones son de ocho por ciento y 16 por ciento, respectivamente.
No obstante, en términos históricos la relación de precios actual está por encima de la cantidad de toneladas que se necesitaron en el promedio de los últimos 17 años.
Por último, “frente a alternativas de inversión productivas como la compra de terneros para invernada y vaquillonas para tambo, el poder adquisitivo de los principales productos agrícolas (trigo, soja y maíz) ha caído, pese al repunte de los precios en los últimos 30 días y de exhibir mejores cotizaciones frente a septiembre de 2019”, advierte el estudio.
Esto como consecuencia del fuerte incremento de los terneros ocurrido desde que comenzó la pandemia, y de que las vaquillonas Holando también han sufrido una revalorización.
Por ejemplo, a la hora de comprar terneros de 160 kilos para invernada, es necesario vender 55 por ciento más de trigo, 19 por ciento más de maíz y 30 por ciento más de soja que un año atrás. De todos modos, la relación continúa levemente favorable para los granos al compararlo frente al promedio histórico.
En la compra de rodeo para tambos, una vaquillona Holando preñada se ha encarecido 47 por ciento frente al trigo, 13 por ciento en maíz y 23 por ciento en soja. Asimismo, la vaquillona se encuentra “cara” en términos históricos en relación con los granos (se necesita vender un 25 por ciento más de soja o maíz respecto al promedio histórico).
En relación a este punto, Farías Consultores advierte que “las nuevas inversiones ganaderas presentan un contexto altamente desfavorable, ya que no solamente están caras las categorías principales de los rodeos, sino que el aumento del precio de los granos, principalmente el maíz, han llevado la rentabilidad a terreno negativo o márgenes económicos muy ajustados”.