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Martes, 10 Noviembre 2020 19:23

El riesgo climático, cada vez con mayor incidencia en las campañas agrícolas

La siembra de trigo prometía en un inicio llegar a las 6,8 y 7 millones de hectáreas, según las fuentes privadas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y Bolsa de Comercio de Rosario, respectivamente, y una producción que rondaba las 21 a 22 millones de toneladas. Pero la falta de agua durante la ventana de siembra, que mermaron el área a 6,5 millones de hectáreas, y luego, la intensificación de este fenómeno durante el desarrollo del cereal, bajaron las estimaciones de cosecha por debajo de las 17 millones de toneladas. También la falta de agua le puso un freno a la siembra de maíz de primera en la cual se espera que el maíz tardío supere el 50% de las 6,3 millones de hectáreas proyectadas par el cultivo.

Así está “jugando” el clima en esta campaña agrícola siendo un condicionante cada vez más importante en cada año por los fenómenos que se viene dando en los últimos tiempos que son más intensos.

“Se da en la misma proporción la cantidad de años Niña, Niño y neutrales. De todas maneras, hubo una cierta presencia de la Niña en los últimos años que los otros tipos de eventos”, disparó el climatólogo Leonardo De Benedictis. Cabe recordar que la última campaña donde había predominado la sequía había sido el ciclo 2017/18.

En primer lugar, el experto en clima aclaró, que más allá de las abundantes lluvias registradas en la región pampeana día atrás, este año “es Niña”. “No tiene ningún tipo de discusión porque no se mide por lo que llueve, sino por la temperatura de superficie de agua del mar del la zona del Pacifico Central”. Precisamente, informó que para que sea Niña debe estar 5 décimas de grado por debajo de los niveles normales y hoy está casi un grado.

Una vez aclarado esto, remarcó que los impactos de este fenómeno pueden ser diferentes. “Puede ser que sea una Niña moderada o fuerte o que no genera un impacto negativo como comúnmente se asocia con una merma de lluvia en nuestro país en particular. No siempre el fenómeno sucede de la misma manera”, describió.

En este sentido, insistió que el fenómeno de la Niña se caracteriza por eventos de lluvias erráticas, aislados en el tiempo, como viene sucediendo en este ciclo agrícola. “Ahora no vamos a tener lluvias por 4 semanas y pueden volver las precipitaciones a finales de noviembre o principios de diciembre”, pronosticó.

Continuando con esta línea, la última previsión trimestral del Foro Interinstitucional del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) prevé que continúen las condiciones deficitarias de lluvias sobre casi todo el país. La perspectiva climática vigente para el trimestre noviembre y diciembre 2020 y enero 2021, indica una mayor probabilidad de lluvias por debajo de lo normal en toda la región Pampeana, Cuyo, Chaqueña, Litoral y el noreste de la Patagonia.

Dentro de esta área posiblemente deficitaria en lluvias, la chance de déficit es mayor sobre Córdoba, Santa Fe y las provincias del Litoral. Por el contrario, las zonas con una probabilidad a tener en este período lluvias normales o superiores a las normales se localizan sobre el oeste del NOA y la zona cordillerana de la Patagonia.

“La tendencia marca la probabilidad de que este verano esté dominado por la ocurrencia de un evento La Niña”, coincidió Roberto De Ruyver, director del Instituto de Clima y Agua del INTA. “Si bien es cierta esta mayor influencia hacia los déficits, existen eventos La Niña con influencia contraria, pero estos fenómenos de mayor lluvia en años de Niña, son a escala reducida y terminan siendo una excepción”, afirmó.

Un aspecto a tener en cuenta es la situación al inicio de la campaña: Existen ciclos que se inician con una condición de humedad en el suelo que amortigua los efectos negativos o de déficit de lluvia que suelen acompañar a los eventos La Niña. “Esa situación no es la que acompaña esta campaña, ya que el verano pasado tuvo lluvias ajustadas a lo necesario”, explicó el director, y agregó que “el otoño y el invierno también fueron deficitarios”.

“Se ve un aumento de eventos extremos, lo que implica que hay que pensar en estrategias de gestión de riesgo desde todos los puntos de vista. El impacto es cada vez mayor, sobre todo en el agro”, comenzó explicando Sandra Ochiuzzi, coordinadora General de la Oficina de Riesgo Agropecuario que depende de la Dirección Nacional de Riesgo y Emergencias Agropecuarias.

Haciendo referencia a esta campaña, donde predomina la falta de agua, remarcó que un seguro para sequía es de difícil implementación sin que haya un esquema de subsidio por parte del Estado a la prima o algún mecanismo de incentivo para la toma de seguros. “Las compañías también corren riesgo de tener un exceso de pérdida en sus carteras en caso de una sequía porque al ser un riesgo sistémico puede abarcar muchas regiones al mismo tiempo que pueden tener pérdidas”, sostuvo la consultora especialista en evaluación y gestión de riesgos.

Sin embargo, remarcó que algo promisorio es la implementación de seguros paramétricos para la sequía que funcionan bien y hay empresas del sector privado que están trabajando en este tipo de seguro.

La superficie asegurada en la Argentina oscila por año entre 17 a 20 millones de hectáreas con cultivos extensivos, esto es entre un 40 a 55%. Para Ochiuzzi, esta área asegurada es “bastante” teniendo en cuenta que prácticamente no hay apoyo del Estado.

“El tema es que por supuesto quedan riesgos sin cubrir. Este 50% del área cultivada está asegurada fundamentalmente contra granizo y heladas. Hay todavía cultivos y regiones donde el seguro está poco desarrollado. Hay que pensar otro tipo de esquemas de seguros, no sólo para la región pampeana”, consideró.

Según comentó, desde el ministerio de Agricultura vienen llevando adelante el Proyecto de Gestión Integral de Riesgos del Sector Agropecuario (GIRSAR), financiado por el Banco Mundial que se van abordar estudios para saber qué tipo de esquema se pueden apoyar desde la cartera agropecuaria.

“Se van a desarrollar programas pilotos para eventos como la sequía o inundación”, indicó la experta. “El seguro multirriesgo en general es bastante caro por lo que veo difícil que con el esquema que hay en Argentina pasemos a este esquema subsidiado. De todas maneras, lo va terminar de establecer los estudios de factibilidad que se van hacer el año que viene”, indicó.

Rural – Clarín – Esteban Fuentes