Las retenciones a las exportaciones del complejo agroindustrial se convirtieron en un tributo clave para la economía argentina pero también en constante materia de reclamo al Gobierno de los representantes del campo. En este contexto, esta semana concluye la baja temporal y escalonada para el complejo sojero dispuesta en octubre pasado por el ministro Martín Guzmán, una medida que finalmente no tuvo el resultado esperado porque no logró mover la aguja respecto al ingreso de divisas en 2020.
La baja temporal comenzó a regir la primera semana de octubre y llevó a las retenciones a la soja al 30% desde el 33%. Luego, en noviembre, se elevaron al 31,5, en diciembre al 32%, para regresar en enero de 2021 al 22% inicial.
En aquel momento se buscaba que los productores que aún conservaban unas 15 millones de toneladas en los silos, vendan el grano y de esa manera se genere un ingreso de divisas mayor en el último trimestre del año. La decisión la tomó el ministro de Economía luego de reunirse en reiteradas oportunidades con representantes de la industria aceitera.
Lo cierto es que la medida estuvo lejos de lograr el efecto buscado. En aquel momento el Gobierno esperaba que el campo liquidará al menos u$s5.000 millones en el último tramo del año y la cifra total del último trimestre del año -que se conocerá la próxima semana- habría anotado poco más de u$s3.400 millones. Incluso con un diciembre para el olvido teniendo en cuenta que desde hace más de 15 días una huelga mantiene inactivos los principales puertos, por lo que el ingreso del décimo segundo mes del año sería de menos de u$s1.000 millones.
Lo cierto es que a pesar del poco alcance de la medida que en la práctica no incentivo más venta de soja por parte de los productores -que aún conservan alrededor de 12,5 millones de toneladas de la campaña pasada- y del rally alcista de la oleaginosa en Chicago, el Gobierno no tiene en carpeta tocar el tributo a la soja durante el año próximo. Así se lo confirmaron a Ámbito fuentes del oficialismo.
La explicación suena más que lógica. No hay margen para enemistarse con el campo teniendo en cuenta el gran desafío que enfrenta la economía argentina de cara al 2021 luego de un año signado por la pandemia.
Lo que si continúa en análisis por el gabinete económico es una baja para las retenciones a la carne. Este es un pedido concreto de los frigoríficos quienes solicitan un recorte de entre tres y cuatro puntos desde el 9% actual para los cortes de mayor valor.
En este marco el Gobierno pide una muestra de buena voluntad por parte del sector, y por eso continúa trabajando en comunicación directa con los grandes frigoríficos para el lanzamiento de un programa orientado a abastecer el mercado interno de cortes de carne vacuna a precios bajos.
La gran preocupación de Alberto Fernández es que ante los mejores márgenes de rentabilidad en la exportación se eleven los precios en las carnicerías locales y eso sería justamente lo que se le está solicitando a cambio a los frigoríficos para proceder con una baja de retenciones, justamente a un sector que también podría aportar caudalosas divisas en el 2021.
Otro de los rubros que están en carpeta para una baja retenciones, por supuesto teniendo en cuenta de su factibilidad el desarrollo de la economía y por sobre todo de la pandemia, son algunas economías regionales que vienen de años complicados.
El menú retenciones tiene para todos los gustos, pero con un único objetivo: no generar confrontación con el campo. Algo que el Gobierno ha dejado en claro luego de convocar al Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) con la meta de elaborar una ley de promoción de la agroindustria que llegaría al Congreso el año próximo con el total aval del bloque oficialista.
Ámbito Financiero – Yanina Otero