La mayor bajante en más de 30 años que registra el río Paraná no sólo representa un problema para la logística de la mayor fuente de exportaciones que tiene la Argentina que son los envíos de granos y subproductos. También se está consolidando como una amenaza para el producto estrella del comercio exterior argentino: la soja y sus derivados (harina, aceite y biodiesel).
Sucede que esta situación está impidiendo o demorando la llegada de barcazas provenientes desde Paraguay. Cabe recordar que las terminales agroexportadoras del Gran Rosario importan granos producidos en ese país, con el fin de mejorar los niveles de proteína de la oleaginosa producida a nivel local, en función de los requerimientos de los países compradores.
Empantanadas
El fin de semana pasado, el presidente del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (Cafym) de Paraguay, Juan Carlos Muñoz, afirmó que los niveles de agua extremadamente bajos que está mostrando el Paraná afectan a casi 120 barcazas cargadas con soja. Cada una transporta aproximadamente 1.600 toneladas.
Según Muñoz, estas naves necesitan un mínimo de 1,1 metros de altura para poder navegar y hay secciones del río donde el nivel de agua es de apenas 30 centímetros. “Las barcazas no pueden transitar en estas condiciones. El escenario es realmente preocupante”, expresó.
No obstante, esta situación podría derivar eventualmente en una noticia positiva para los productores argentinos. Según advirtieron fuentes del mercado granario, las fábricas del Gran Rosario puede que necesiten suplir esa faltante con mercadería originada a nivel local, lo que podría temporalmente elevar los precios internos de la oleaginosa.
Cada vez peor
En este marco, el último informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) no es alentador respecto a la situación del Paraná.
Tomando como base datos del Instituto Nacional del Agua (INA), la ORA alertó que casi todas las estaciones de medición de altura de la cuenca del Río de la Plata están con niveles de lecturas inferiores al límite de aguas bajas.
En el caso de las alturas que más importancia tienen para las agroexportaciones, que son las de San Lorenzo, Rosario y Villa Constitución, el Paraná está entre 1,55 metros y 1,85 metros por debajo del límite que se considera como aguas bajas.
El problema es que no hay visos de alguna mejora: el pronóstico es de bajante al menos hasta el 1° de mayo.
La Voz del Interior – Favio Ré