Agro Premiun S.R.L.

ANALISIS DE PRODUCTOS

La mayor bajante en más de 30 años que registra el río Paraná no sólo representa un problema para la logística de la mayor fuente de exportaciones que tiene la Argentina que son los envíos de granos y subproductos. También se está consolidando como una amenaza para el producto estrella del comercio exterior argentino: la soja y sus derivados (harina, aceite y biodiesel).

Sucede que esta situación está impidiendo o demorando la llegada de barcazas provenientes desde Paraguay. Cabe recordar que las terminales agroexportadoras del Gran Rosario importan granos producidos en ese país, con el fin de mejorar los niveles de proteína de la oleaginosa producida a nivel local, en función de los requerimientos de los países compradores.

Empantanadas

El fin de semana pasado, el presidente del Centro de Armadores Fluviales y Marítimos (Cafym) de Paraguay, Juan Carlos Muñoz, afirmó que los niveles de agua extremadamente bajos que está mostrando el Paraná afectan a casi 120 barcazas cargadas con soja. Cada una transporta aproximadamente 1.600 toneladas.

Según Muñoz, estas naves necesitan un mínimo de 1,1 metros de altura para poder navegar y hay secciones del río donde el nivel de agua es de apenas 30 centímetros. “Las barcazas no pueden transitar en estas condiciones. El escenario es realmente preocupante”, expresó.

No obstante, esta situación podría derivar eventualmente en una noticia positiva para los productores argentinos. Según advirtieron fuentes del mercado granario, las fábricas del Gran Rosario puede que necesiten suplir esa faltante con mercadería originada a nivel local, lo que podría temporalmente elevar los precios internos de la oleaginosa.

Cada vez peor

En este marco, el último informe de la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) no es alentador respecto a la situación del Paraná.

Tomando como base datos del Instituto Nacional del Agua (INA), la ORA alertó que casi todas las estaciones de medición de altura de la cuenca del Río de la Plata están con niveles de lecturas inferiores al límite de aguas bajas.

 

En el caso de las alturas que más importancia tienen para las agroexportaciones, que son las de San Lorenzo, Rosario y Villa Constitución, el Paraná está entre 1,55 metros y 1,85 metros por debajo del límite que se considera como aguas bajas.

El problema es que no hay visos de alguna mejora: el pronóstico es de bajante al menos hasta el 1° de mayo.

La Voz del Interior – Favio Ré

Pese a que están conectados con lo que ocurre con los precios del petróleo, que mostraron en los últimos días un fuerte retroceso, los valores de los fertilizantes se mantendrían en sus actuales niveles y no tendrían una baja significativa al menos en lo inmediato, según expertos consultados por LA NACION. En 2019 el mercado de fertilizantes se ubicó en la Argentina en un nivel récord de 4,6 millones de toneladas.

Una mayor siembra esperada en los Estados Unidos en la nueva campaña, compras anticipadas de algunos países y una menor oferta disponible cuando China enfrentó la pandemia por coronavirus, están entre los factores que sostienen el mercado.

"Estos valores del petróleo son producto de la coyuntura del exceso de oferta y falta de lugar para stock y transporte. Esto va a apurar el cierre o bancarrota de varias petroleras hasta que se nivelen la oferta y la demanda, pero no veo una baja abrupta de precios de fertilizantes, sino una baja a medida que se bajen los stocks y se produzca con materia prima más barata", evaluó Horacio Busanello, consultor.

"No veo una baja abrupta porque la demanda de fertilizantes no cayó como la de petróleo y no hay problema de almacenamiento", agregó.

Matías Amorosi, de la consultora AZ Group, indicó que "en el corto plazo" no bajarían los precios de los fertilizantes porque "hay una demanda muy fuerte en Estados Unidos -en campaña de siembra con 6 millones de hectáreas más que el ciclo pasado entre maíz y soja- y no hubo tanta producción china en el mercado".

"Por más que el petróleo haya caído, no vemos una igual caída en los insumos. Es una foto de hoy, no una película", señaló Amorosi.

Jeremías Battistoni, también integrante de AZ Group, amplió: "Estacionalmente nos encontramos en un momento de alta demanda. La llegada de la primavera en el hemisferio norte da sostén a los precios. En oriente los principales consumidores, con India a la cabeza, se muestran activos en las compras. A la fuerte reactivación de la demanda se suman los cuellos de botella logísticos generados por la pandemia, generando aún más presión sobre los precios. Por último, la necesidad de asegurar el abastecimiento de productos esenciales para la producción genera situaciones particulares de demanda". En este contexto, la Argentina también está demandando de cara a los meses de mayor importación.

De acuerdo al sitio www.agbi.com.ar, para planteos de soja en zona núcleo los fertilizantes representan el 16% del costo directo, mientras que en maíz el 31%.

"Hoy las empresas están avanzando en compras de insumos para la próxima campaña. En este sentido, se analizan precios históricos, donde con valores de 460 dólares por tonelada el fósforo se ubica cerca de los mínimos, presentando relaciones de compra positivas para todos los granos. En lo que respecta a la urea, con valores de referencia de 390 dólares por tonelada el análisis deberá ser más puntual; el relativo sostén de precios del insumo contrasta con la caída en el precio de los granos", analizó.

Eddy Fay, consultor, indicó que el "driver" más importante está vinculado con la demanda de los insumos para la siembra. "No esperaría una baja del precio de fertilizantes, ya que la demanda a esta relación insumo-producto sigue firme en el mundo", dijo.

La Nación - Fernando Bertello

El valor del maíz sumó ayer otra rueda bajista en la Bolsa de Chicago, donde el contrato mayo del cereal perdió un 1,6%, al pasar de 123,71 a 121,75 dólares por tonelada, el nivel más bajo desde el 31 de agosto de 2016, cuando las pizarras reflejaron un ajuste de 118,70 dólares. La posición julio del cereal, en tanto, retrocedió de 126,86 a 124,90 dólares.

Los fundamentos de la tendencia negativa se repitieron, con el quebranto del petróleo al tope de la lista, dado que la posición junio del crudo estadounidense se desplomó un 43,4%, tras pasar de 20,43 a 11,57 dólares por barril.

Con esa nueva caída del petróleo como marco y con el fuerte descenso de la demanda de combustibles, consecuencias de la paralización de las actividades comerciales y sociales en medio de la pandemia de coronavirus, la industria del etanol solo puede esperar más cierres de plantas productoras y los oferentes de maíz deben pensar qué hacer con los excedentes del ciclo 2019/2020 -en su informe de abril el USDA los estimó en 53,15 millones de toneladas- y cómo manejar la posible llegada de una cosecha récord en la campaña 2020/2021, proyectada por los privados entre 385 y 395 millones de toneladas.

Quizás, abrumados por todo ello, cerca del mediodía local los operadores de Chicago condujeron el valor del maíz hasta un mínimo de rueda de 118,50 dólares por tonelada para el contrato mayo, el peor nivel en cerca de 10 años, que logró ser elevado en el último tramo de los negocios gracias al repunte del mercado de soja y a la posibilidad de que China concrete nuevas compras de maíz estadounidense, en función de precios que ahora resultan atractivos.

Ayudas para el petróleo

Otro hecho que ayer precipitó transitoriamente al maíz abajo del límite de los 120 dólares fue un tuit del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en el que escribió: "Nunca dejaremos que la gran industria de petróleo y del gas de Estados Unidos se caiga. He dado instrucciones al Secretario de Energía y al Secretario del Tesoro para que formulen un plan que ponga a disposición fondos para que estas empresas y empleos tan importantes estén asegurados en el futuro".

Ocurre que no hubo entre las palabras del presidente mención alguna sobre la industria del etanol. Y, para peor, muchos vincularon el texto del mandatario con la ola de pedidos que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) está recibiendo de parte de refinarías de crudo, para quedar exentas de la obligatoriedad de cortar el combustible fósil con biocombustibles. Los operadores tienen en claro que puesto a decidir entre un sector y el otro, Trump va a optar por el petrolero.

"La Administración Trump y la EPA son los peores enemigos que ha tenido la industria del etanol", dijo a LA NACION una fuente que hasta fines de 2019 integró una de las principales firmas productoras de etanol de Estados Unidos. Y agregó: "Trump afirma que ama el negocio del etanol, pero no sólo no ha hecho nada por fomentarlo, sino que le ha hecho mucho daño".

La fuente aseguró que si bien la caída del valor del petróleo es muy importante en el quebranto que atraviesa la industria del etanol, a su juicio, resulta más perjudicial la fuerte retracción de demanda de etanol para el corte con los combustibles fósiles.

"En eso Trump y la EPA fueron los principales responsables, por la práctica de otorgar exenciones a refinerías de petróleo, que así redujeron sus compras de etanol. Y esto no empezó con el coronavirus, sino que viene impactando en los últimos dos años. A eso hay que sumar la injerencia de Ted Cruz (senador republicano por Texas), defensor del sector petrolero, en el mercado de los RINS (Número de Identificación Renovable, por sus siglas en inglés), que hizo todo lo posible para poner a los productores de etanol a bailar al ritmo de la industria petrolera", dijo.

En la actual coyuntura, muchos se preguntan qué fue del "paquete gigante" de ayuda a la industria del etanol prometido vía Twitter por Trump el 29 de agosto de 2019. "Los agricultores estarán muy contentos cuando vean lo que estamos haciendo por el etanol, sin incluir el E-15 (habilitación para el uso de la mezcla de combustible fósil con 15% de etanol durante todo el año), que ya está hecho. Será un paquete gigante, ¡prepárense! Al mismo tiempo pude salvar a las pequeñas refinerías de ciertos cierres. ¡Genial para todos!", escribió por entonces el mandatario.

"El paquete gigante fue simplemente otra falsedad con la que Trump 'engordó' a los agricultores y a los productores de etanol para quitárselos de encima, justo cuando arreciaban las críticas por las exenciones otorgadas por la EPA a las refinerías", aseguró la fuente.

Como mea culpa del momento que atraviesa el sector, quien fuera ejecutivo de una importante firma productora de etanol ubicada en Iowa señaló que tras el auge del biocombustible a partir de 2010 se "incrementó la capacidad instalada de una forma desmedida, sin tener en cuenta perspectivas que a largo plazo no eran alentadoras, en función de una industria automotriz que iba hacia vehículos híbridos y eléctricos".

En el escenario actual, proyectó que por la caída que se prevé en la demanda de combustibles en Estados Unidos, "para el ciclo 2020/2021 el consumo de maíz por parte de la industria del etanol va a reducirse en un 20% respecto del nivel actual, es decir, unos 25,40 millones de toneladas". Hoy el USDA prevé para la campaña 2019/2020 una demanda de maíz para etanol de 128,27 millones de toneladas, tras ajustarla desde los 137,80 millones que se estimaban a principios de marzo.

Anteayer, Charlie Sernatinger, jefe global de Futuros de Granos de ED&F Man Capital Markets, dijo a LA NACION que "el 44% de la capacidad instalada para producir etanol en Estados Unidos ya dejó de operar" y advirtió que el gobierno deberá generar nuevos programas para achicar las existencias de maíz, "incluyendo compras para donar a terceros países. Y, eventualmente, pensar en planes de pago a los agricultores para que no siembren en el ciclo 2021/2022".

En su análisis diario de la rueda de negocios, este especialista explicó ayer que "los precios a futuro del maíz les están gritando a los agricultores: '¡No planten!' Pero la advertencia está cayendo en oídos sordos. La señal de no plantar es demasiado tardía para la mayoría de los agricultores, que ya cuentan con todos los insumos para avanzar con las tareas".

En ese sentido, ayer el USDA informó que la siembra de maíz 2020/2021 avanzó sobre el 7% de una superficie prevista en 39,25 millones de hectáreas, frente al 3% del reporte anterior; al 5% implantado un año atrás, y al 9% promedio de las últimas cuatro campañas.

Caída local

La fuerte caída del valor del maíz en Chicago, que ya acumula un 20,2% en lo que va del año, de 152,65 a 121,75 dólares por tonelada, también impacta en el mercado doméstico del cereal.

Ayer, las ofertas abiertas por maíz disponible para la zona del Gran Rosario cayeron de 123 a 115 dólares por tonelada, mientras que para Bahía Blanca lo hicieron de 135 a 125 dólares. Solo dos meses atrás los exportadores ofrecían 140 y 155 dólares por la mercadería con descarga en abril, es decir, un 17,9 y un 19,4% más, respectivamente.

En el Matba Rofex, las posiciones abril y julio del maíz perdieron ayer US$3,60 y 2,50, tras pasar de 126,50 a 122,90 y de 120,50 a 118 dólares por tonelada. Dos meses atrás estos contratos se cotizaban a 140,10 y a 132,40 dólares por tonelada, un 14 y un 10,9% por encima de los niveles actuales, respectivamente.

La Nación - Dante Rofi

El mercado está muy complejo, con una demanda doméstica que empieza a sentir los efectos de la paralización económica, pero un interés creciente de China que toma la posta. La oferta es alta en un mercado plenamente abastecido, incluso con un mayor volumen de carne que hace un año.

Salen de escena los asados y parrilleros, Chile, Israel y Europa (Hilton y 481), y entra al escenario la demanda por vaca (en cortes, en manta), shink-shank y algunos cortes del delantero. Un cambio muy fuerte en la integración de la res. El consumo liviano especial se defiende bien, una vaca gorda y conserva que recupera los valores de semanas atrás y un novillo pesado a la baja, al que le cuesta encajar en este nuevo escenario.

Si se pudiera anualizar la presente coyuntura, cuyo equilibrio es muy inestable, podríamos estimar un consumo de 50 a 52 kilos per capita y una exportación (equivalente anual) de 600 a 700 mil toneladas. Una amenaza: que el coronavirus llegue a paralizar varias plantas frigoríficas –como en Estados Unidos o Brasil–, que el dinero en la calle tienda a agotarse o que el consumo interno afloje con el avance de la crisis.

Pasado el efecto “freezer” inicial, la demanda por carne vacuna durante la cuarentena se mantiene firme. Las familias almuerzan en casa, cosa que no sucede habitualmente, vendiéndose muy bien los cortes para milanesa, para olla o cacerola, hamburguesas y salchichas.

Aunque el volumen total de la demanda del comercio interno se mantiene alto, hasta ahora, bajó mucho la compra de asados y parrilleros y los cortes llamados de consumo social. Se debe a la reducción drástica de reuniones de amigos o familiares los fines de semana. También está la caída muy fuerte de la demanda de cortes finos por parte de restaurantes y parrillas (lomo, bife de chorizo, ojo de bife, tapa de cuadril), que son de muy difícil colocación en el mercado doméstico, y más aún en las actuales circunstancias. Este sobrante de cortes finos tiene una salida, pero limitada, a través de las ofertas de las grandes cadenas de supermercados. Aún bajando significativamente sus precios, es difícil vender esos cortes en el mercado local.

A esta oferta doméstica se le agrega el volumen de Hilton que no se puede exportar y se intenta vender en el mercado interno. También ha aflojado la demanda por achuras de consumo (molleja, chinchulines, tripa gorda), muy afectadas por el cierre masivo de restaurantes y parrillas.

Así las cosas, puede decirse que la demanda del consumo interno, en las muy particulares circunstancias actuales, se presenta relativamente firme. Pero hay un excedente de algunos cortes (asados, cortes finos) que han empezado a sobrar y son congelados por frigoríficos y carnicerías.

De todos modos, es una cuestión de precios: si baja lo suficiente el precio al público, el consumo en la Argentina termina absorbiendo físicamente todo lo ofertado, como se demostró con el cierre de las exportaciones en los años K. “Cuesta aceptar que cortes finos que hasta hace pocas semanas se vendían a Europa o a las parrillas o restaurantes locales con un sobreprecio apreciable con respecto a las pulpas, ahora deban salir a muy bajo precio si es que no se quiere seguir acumulando stocks”, indicó un abastecedor.

En cuanto a los canales de venta minorista, se observa una mayor participación del supermercadismo.

La Voz del Interior – Ignacio Iriarte

Los productores maniseros se encuentran en pleno arrancado del cultivo, una instancia previa a la cosecha para que se seque el cultivo y tienen inconvenientes por el coronavirus como en muchos sectores.

“Ya están todos los protocolos de seguridad armados. Se capacitó al personal y se conformaron equipos de trabajo que atienden roles definidos en caso de una emergencia. Se redujo el personal en los turnos. Esto impacta en la productividad pero estamos protegidos al máximo de una potencial infección”, señaló Eduardo Nervi, presidente de la Cámara del Maní.

Una particularidad es que el 85% a 90% de la producción de maní se hace en Córdoba, y el resto en La Pampa y San Luis. Y según Nervi, en este momento es una ventaja que se concentre la producción y las plantas de procesamiento en la provincia cordobesa porque hay problemas en el ingreso a San Luis ya que éste último no sigue el protocolo de circulación a nivel nacional a partir de las instrucciones de su gobernador, Alberto Rodríguez Saá.

“No sabemos qué hacer con esta situación. No dejan entrar a los productores de Córdoba a cosechar. Innecesariamente estamos generando pérdidas millonarias. Más allá de la pérdida de las empresas, son divisas que no van a entrar al país”, reflexionó indicando que el sector genera alrededor de U$S 700 millones al año.

Según explicó, la cosecha de maní no se puede resolver con un contratista local (de San Luis) como se podría hacer con otro cultivo, por ejemplo, con soja, porque los maniseros necesitan de equipamiento especial.

"En un inicio también hubo inconvenientes con La Pampa pero luego de un diálogo interprovincial se puso en orden", agregó.

El 85% de la producción de maní se exporta y empieza a preocupar la cadena de pagos. Según contó, hubo un pico de demanda a nivel mundial en marzo, pero ahora la Unión Europea, el principal cliente de Argentina, contrajo el consumo. “Vamos a tener que sentarnos a renegociar con los clientes” avisó.

“La particularidad del sector es que se vende a 12 meses por lo que las ventas ya están hechas. Lo que va a pasar ahora es cómo nos vamos a ordenar. Tenemos miedo en septiembre que se rompa la cadena de pago internacional”, sostuvo.

Clarín

Por José Gandini.

Soy responsable de la producción agrícola de Alea y Cía. SA con casa central en Quequén y sucursales en el sudeste y el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, donde nos especializamos en la producción de cebada, trigo, girasol y maíz en campos alquilados, por cuenta propia, y asociados con clientes.

Habiendo terminado la cosecha de girasol, y en medio de la pandemia por el coronavirus que afecta al mundo entero, estamos enfocados en seguir produciendo alimentos. Hoy en este contexto nos toca planificar la siembra de la próxima campaña. Haciendo foco en la siembra de trigo y cebada, cómo va a ser la distribución de estos cereales dentro del plan, variedades, ciclos, tecnología, etc.

Según un análisis de Agustín Baqué, trader de commodities Agrícolas en Alea y Cía. SA, en base a estimaciones de la consultora francesa Strategie Grain, se espera una producción de trigo de 749 millones de toneladas, lo cual llevaría la relación stock/consumo a niveles históricamente altos .

Para el caso de la cebada, la producción proyectada es de 154,2 millones de toneladas, dando como resultado un balance mundial cómodo. Sin embargo, hay que aclarar que en el caso del trigo casi el 50% de los stocks está en manos de China, que lo mantiene como una reserva estratégica.

La relación stock/ consumo en los principales países exportadores de cebada se ubicaría en el nivel más alto de las ultimas 10 campañas. Salvo problemas climáticos muy severos en hemisferio norte, será difícil que veamos una reacción en los precios de este producto.

En cambio, en trigo, cuando sacamos a China del análisis y nos focalizamos solo en los países exportadores (Rusia, Ucrania, UE, EE.UU, la Argentina, Canadá y Australia) vemos que la relación proyectada para 2020/21 es la segunda más baja de las últimas 8 campañas. Los precios del trigo deberían mantenerse o tener una leve baja respecto a la campaña 19/20.

Este es un mercado con poco margen para problemas climáticos. El trigo está mejor parado que la cebada en término de escenario de precios para la campaña 2020/21.

La urea y las fuentes fosforadas están con precios muy competitivos. Estos dos insumos impactan de gran manera en las gramíneas. En cuanto a la fertilización de los cultivos, en cebada sobre todo, siempre apuntamos al mercado cervecero y tratar de no estar cortos en proteína. Dependiendo del spread de precios entre forrajera y cervecera, esto puede cambiar el negocio.

Cuando planificamos si vamos a sembrar trigo o cebada, hay que tener varias cosas en cuenta. Una de ellas es la zona donde estamos planteando los cultivos. La cebada, por su mayor eficiencia en el uso del agua y su sensibilidad al anegamiento, se posiciona mejor que el trigo en suelos someros y en lotes con menor probabilidad de encharcamiento.

En trigo intentamos posicionarlo en ambientes de alta productividad utilizando variedades de alto rendimiento. En la actualidad, estamos estudiando el comportamiento en la zona de los trigos grupo 1, con la merma de rendimiento respecto a los trigos franceses de entre el 15 y 20%, lo que hace que el negocio no sea rentable.

Esto no se ve en un Excel de márgenes brutos. Para esto, hay que conocer la zona, los lotes, los ambientes en los cuales estamos planteando el cultivo.

Esto, aparte, permite ser más certero a la hora de presupuestar, ya que podemos asegurar que los costos son mucho mayores en lotes con alta incidencia de malezas complicadas, lo cual sólo se identifica en el campo.

Uno de los mayores desafíos a la hora de definir los cultivos es qué tecnología vamos a usar. La complejidad de manejo de malezas estos últimos años nos hace repensar el sistema. La lógica que veníamos manejando, no está funcionando.

En el sudeste de la provincia de Buenos Aires, las malezas más problemáticas para los cultivos de invierno son las crucíferas resistentes a glifosato y 2,4D y a los herbicidas ALS (acción enzimática de la acetolactato sintetasa) así como el raigrás resistente a glifosato. Esta problemática tiene una injerencia directa en los costos de producción.

Estos incrementos se dan en la misma medida en campos de alta y baja productividad. Por lo que muchos campos están dejando de ser rentables y la medida de ajuste pasa a ser el alquiler, ya que asumimos un costo mayor para el control de estas malezas.

Hay una interacción directa para el buen manejo de este problema entre los insumos para el control de estas malezas problema y los momentos de aplicación, la cual está definida por los monitoreos, las estrategias, la cosecha del cultivo anterior, aparte de la calidad de aplicación, directamente relacionada a los operarios, las maquinarias y las condiciones ambientales.

Para muchos de estos viejos problemas estamos viendo nuevas soluciones, como las aplicaciones selectivas y las plataformas de control de maquinarias para aumentar la eficiencia de los productos, reducir su uso y aumentar la sustentabilidad. Sin duda, las aplicaciones selectivas van a bajar los costos productivos, aunque por el momento viene muy lenta la adopción de esta tecnología en la zona.

Los márgenes de los cultivos de cebada y trigo son interesantes, sin duda que uno de los factores que impactan a la hora de tomar de decisiones son los cultivos de segunda. La posibilidad de sembrar soja o maíz en fechas tempranas, teniendo un mayor potencial de rendimiento de los mismos y minimizando los riesgos de heladas, afecta mucho el margen bruto del doble cultivo, y es acá donde el trigo tiene un punto en contra por la fecha de cosecha.

Hace un tiempo venimos sembrando maíz de segunda en fechas tempranas (sobre rastrojo de cebada) utilizando distintos ciclos de híbridos que hay en el mercado. Esto, como decía anteriormente, puede definir el cultivo de fina. Y algo no menos importante es que aumentamos la superficie de maíz sin afectar la rotación futura a cultivos de fina.

La Nación

El alquiler de campos productivos de la zona núcleo -compuesta por el norte de la provincia de Buenos Aires y sur de Santa Fe y Córdoba- en la actualidad oscila entre US$ 12.000 y US$ 13.000 la hectárea, entre 15 y 20% inferior a agosto del año pasado, en un contexto en el que los inquilinos buscan reducir los valores pagados durante la campaña anterior.

"La idea del inquilino es tratar de recortar un poco los valores respecto de la campaña anterior, y la del propietario sostener esos valores", dijo el presidente de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), Juan José Madero.

El corredor inmobiliario, al ser consultado por la agencia Télam sobre el nivel de actividad que registra el sector en medio de las restricciones que existen en la actualidad en general para el movimiento de personas, dijo que "en este momento de la cuarentena, en lo que es compras y ventas de los campos estamos en un mercado en stand by, aunque con consultas por campos en venta, cuyos propietarios reconsideraron los valores, pero estamos inmovilizados para hacer las revisaciones de esos inmuebles".

La zona núcleo -comprendida por las regiones del norte de la provincia de Buenos Aires, y sur de Santa Fe y Córdoba- es considerada el área más productiva del país, en especial en lo que respecta al mercado granario.

"Es la zona premium, siempre tiene demanda, cualquier campo que salga a la venta se va a vender y siempre va a tener arrendatarios que la alquilen", expresó el empresario, tras destacar que el mercado inmobiliario rural "cuando empezó la cuarentena, venía funcionando dentro de la normalidad".

"Estaba operativo, aunque con pocas transacciones, con contados inversores dispuestos a hacer ofertas muy por debajo de los valores pedidos", agregó.

Madero reveló que "el valor de la tierra ya sufrió una baja desde agosto del año pasado hasta ahora del 15 al 20 por ciento promedio general".

"En la actualidad el alquiler oscila entre los 12 y 13 mil dólares la hectárea, bastante por debajo de los 18 o 20 mil dólares que cotizaba en 2011 o 2012", contrastó el corredor inmobiliario.

Respecto de los valores de arrendamiento en las zonas ganaderas sostuvo que "el cuadro es bastante heterogéneo, porque la ganadería argentina está diseminada por todo el país, con la gran variedad que implica y, a grandes rasgos, está en un ciclo interesante, porque China reinició la compra de carne, así que la exportación está reactivándose"

Reveló que "en la provincia de Buenos Aires, Pampa Húmeda, Litoral, San Luis, Santiago del Estero y el resto del norte, la demanda de alquiler está sostenida, no así la compra, que está mucho más cauta".

"Los campos de más calidad, lo que se encuentran cerca de los puertos, van a cerrar los alquileres en las mismas condiciones de la campaña anterior, porque son los que siempre tienen demanda firme. Nadie está pidiendo aumento, en ningún rubro, ni el ganadero ni el agrícola", aseveró.

En tanto, sobre los campos de gran escala, Madero (h) dijo que "se considera a aquellos con valores que están por encima de 7/8 millones de dólares. La demanda es muy acotada, esas grandes inversiones están frenadas, son muy puntuales, no quiere decir que no existan pero, en general, el mercado opera con campos de mediana a pequeña escala".

En el plano sectorial, el corredor inmobiliario especializado en el alquiler de campos productivos dijo que no están incluidos en las excepciones para poder transitar en el marco del aislamiento social obligatorio dispuesto por el gobierno nacional con el objetivo de mitigar los efectos de la pandemia del coronavirus.

"Estamos preocupados- dijo el titular de la CAIR- porque si bien somos parte de la cadena de lo que es la producción de alimentos, nuestra gestión que es la de alquilar campos está condicionada porque no estamos claramente incluidos en las excepciones para transitar. Y la recorrida de los campos es parte fundamental de esta gestión".

Clarín

Mientras otros sectores tendrían una fuerte caída en su actividad debido al coronavirus, como -70% en hoteles y restaurantes, -30% en construcción y -25% en comercio y reparaciones, entre otros rubros, en el campo la retracción se sentiría menos, aunque terminaría disminuyendo un 3%. En tanto, no habría bajas para servicios sociales y de salud, enseñanza y administración pública y defensa.

Precisamente, en el curso virtual "El impacto del coronavirus en el mercado internacional y nacional granario", organizado por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, se habló del impacto de la pandemia en las diferentes actividades y Agustín Tejeda, experto de esa entidad, explicó por qué el campo caerá menos que otras actividades.

"El consumo de productos agrícolas se considera esencial, responde menos a variaciones en el ingreso, tienen menor elasticidad ante caídas del ingreso y, por el lado de la oferta, ha sido declarada como una actividad esencial y no tiene restricciones de funcionamiento", indicó.

"Si bien el sector agroindustrial es el que mejor puede soportar y con mejores perspectivas en comparación al resto de las actividades, igualmente habrá afectación por cambios en los patrones de consumo", añadió.

Para Tejeda, es muy importante garantizar el buen funcionamiento de la cadena de suministros con el fin de evitar una crisis de seguridad alimentaria a nivel local y global. "Sobre todo en el sector de transporte y logística. En la Argentina, más allá de inconvenientes en las primeras semanas, la situación se ha normalizado y se está respondiendo a niveles muy similares a los del año pasado en términos de la cadena logística", señaló.

Por su parte, el especialista Nelson Illescas, de la Fundación INAI, describió cómo fueron crisis anteriores, como en 2008, y cuáles las medidas que los países tomaron en su momento. "Durante la crisis internacional de 2008 las medidas proteccionistas moderadas ayudaron a evitar que la crisis sea mayor. En este momento, medidas proteccionistas adoptadas por algunos países agroexportadores que han cerrado sus economías como Kazajstán, Vietnam o de países que importan como China que han adelantado sus compras, pueden llevar a escenarios de picos de precios", describió.

Un informe del FMI señaló que la pandemia del coronavirus, a la que llamó "El Gran Confinamiento", provocará este año una caída en el producto bruto global del 3%.

"Esta recesión será la octava desde 1900 y será la mayor caída del producto bruto mundial desde la II Guerra Mundial, superando a la de 2008", dijo Tejeda. "Si bien se espera que la recesión sea muy profunda, se espera que dure menor cantidad de tiempo y que la recuperación de la crisis sea más rápida", expresó.

Según la Organización Mundial del Comercio (OMC), cada mes de cuarentena y confinamiento equivale a una reducción de dos puntos porcentuales del producto bruto de la economía global, en especial en aquellos países más afectados por el coronavirus.

En un informe, el organismo dijo que las perspectivas económicas a futuro presentan dos escenarios posibles: en una hipótesis optimista, la contracción del comercio va ser en torno al 13%, en tanto que en la más pesimista tendría una caída del 32%. "La recuperación estará muy atada a la duración de la pandemia y al tipo de medidas que se adopten", sostuvo Illescas.

La Nación - Mariana Reinke

 
 
 

Con una ocupación de 59% de los corrales al 1º de abril, los feedlots están un punto por encima de la ocupación de marzo. Sin embargo, con la pobre e inédita evolución de la zafra durante febrero y marzo, la actividad plantea dudas hacia el futuro inmediato en medio del coronavirus.

Así lo informó en un comunicado la Cámara Argentina de Feedlot (CAF), que mostró su preocupación e incertidumbre generada por la situación de la emergencia sanitaria debido al coronavirus.

"El hecho que hoy tengamos una menor ocupación de los corrales que en enero, muestra la prudencia a la hora de las compras y nos permite prever que esta tendencia se profundizará en los próximos meses", dice el informe.

Para la entidad, son múltiples los factores que han llevado a esta situación. Por un lado, las dificultades en la logística, la falta de personal, la incertidumbre sobre cuántas y cuáles plantas frigoríficas estarán activas en los próximos 60 y 120 días, además del achicamiento generalizado de la economía, el escaso crédito y las altas tasas de interés.

"Esta situación sumerge al sector en una gran incertidumbre que obliga a las empresas a ralentizar la actividad, lo que traerá como consecuencia una menor demanda para la hacienda destinada al engorde y seguramente caídas en los precios", advierte en el comunicado.

En el escrito, la cámara apoya las medidas tomadas por el Gobierno ante la pandemia y asegura que se está trabajando para mantener el abastecimiento del mercado interno. "Los feedloteros entendimos que somos un eslabón esencial para el abastecimiento del mercado interno", indicó la CAF.

La Nación

Carlos Iannizzotto se expresó vía Twitter tras los anuncios del Ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, en el marco de la renegociación de la deuda externa.

“Lo primordial es poner de pie a la Argentina, que el aparato agroindustrial se ponga en marcha y ver cómo los ciudadanos podemos volver a trabajar, a producir, a generar empleo y a exportar para conseguir divisas”, reflexionó Iannizzotto en la red social, apenas terminado el anuncio de Martín Guzmán sobre la negociación de la deuda externa.

“Es valedero todo esfuerzo por normalizar la situación de la deuda para que el país pueda volver a financiar la producción, al mismo tiempo que las repercusiones no deberían afectar a la capacidad de la Argentina de mantener abiertos los mercados internacionales en los cuales estamos insertos”, agregaron fuentes de la Unidad de Financiamiento de Coninagro.

Para concluir, Iannizzotto sostuvo que “será fundamental dirigir los recursos a poner la economía real de pie. El campo está haciendo su aporte sosteniendo el aparato productivo en la crisis sanitaria, y puede ser un actor clave para impulsar un nuevo Gran Acuerdo para la Inversión Productiva que involucre a todos los sectores”.

Clarín

 

ESTOY INTERESADO